El pasado miércoles 1 de septiembre de 2021, el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) en coordinación con el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), llevaron a cabo la conferencia virtual: «Incidencia de la corrupción en la estructura productiva y el desarrollo socioeconómico de América Latina y el Caribe».
El encuentro comenzó con palabras del Emb. Óscar Hernández, Director de Relaciones para la Integración y la Cooperación del SELA, quien dirigió la actividad, expresando su entusiasmo en reunir a académicos de distintas áreas, con la finalidad de intercambiar ideas y experticias en la lucha contra la corrupción latinoamericana. Fue seguido por el Emb. Clarems Endara, Secretario Permanente del SELA, quien catalogó a la corrupción como un flagelo que atenta contra el desarrollo, además de exacerbar la crisis económica y social, impidiendo de esta manera la reactivación económica en la región. En este sentido, agregó que para el SELA, se considera menester atacar la debilidad institucional y la apatía de los ciudadanos en defender sus intereses y derechos, y crear condiciones tecnológicas de fácil acceso en el ámbito de rendición de cuentas públicas. Según indicó, lo anteriormente expuesto aumentaría la integridad pública y permitiría hacerle frente a las prácticas de corrupción.
Asimismo, el Secretario General del CLAD, Francisco Velázquez, en su participación mencionó que para el CLAD es fundamental la lucha contra la corrupción, ya que esta es una de las finalidades esenciales para el fortalecimiento de las instituciones. Del mismo modo, denunció los recientes acontecimientos en Afganistán como ejemplo de instituciones débiles y su nexo a la corrupción. Concluyó su intervención esbozando que, en aras de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 16: Promover sociedades, justas, pacíficas e inclusivas, intrínsecamente relacionado con el tema central, se debe contar con una función pública profesional, suministrada por profesionales con mérito, quienes reciban salarios adecuados; de la mano con un sistema de justicia con funcionarios que activamente denuncien y persigan actos corruptos, y dirigentes de carácter político que sean modelos ejemplares para la sociedad.
En el evento participó Manuel Villoria, miembro del Consejo Científico del CLAD, quien focalizó su ponencia en explicar los efectos y los problemas que derivan de la corrupción. Entre ellos, destacan la pobreza, el gasto de la población más vulnerable y menos favorecida en sobornos, y la disminución de la confianza en los gobiernos. Adicionalmente, resaltó que, al examinar este tema, deben tomarse en cuenta las variables culturales y éticas, así como las estructurales, si se busca mitigarlo. Enfatizó la necesidad de luchar contra la desigualdad, ya que destruye la confianza, y cuando esta es baja, resulta arduo que la sociedad activamente se pronuncie contra la corrupción. Por esta razón, se necesitan gobiernos fuertes que eviten altos índices de desigualdad, con la transparencia como norte y con gran capacidad de acción para rendir cuentas en las decisiones públicas.
De igual modo intervino Raimundo Soto, Profesor Asociado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Roberto de Michele, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo, y Alejandro Estévez, Director del Centro de Estudios del Estado y las Organizaciones Públicas (CEDEOP) quienes profundizaron en la materia. Soto explicó los nexos entre la corrupción y el desarrollo, desde una perspectiva económica. De Michele proporcionó ejemplos latinoamericanos en la lucha contra la corrupción y el acceso a la información, especialmente el caso argentino y paraguayo; mientras que Estévez coincidió con los diagnósticos anteriores, y agregó que la corrupción es un depredador que sofoca a los más desfavorecidos, por lo que se debe atender esta problemática con profunda causa social, si se quiere progresar regionalmente.
Para conocer mayores detalles se la presentación, la misma se encuentra disponible en el canal de YouTube del SELA.
El pasado 01 de septiembre de 2021, la profesora de la Fundación Getulio Vargas, quien además es miembro del Comité de Expertos en Administración Pública de la ONU y miembro del Consejo Científico del CLAD, ofreció diversos puntos de vista de la administración pública brasileña, profundizando en los aspectos necesarios de mejora para su buen funcionamiento. La actividad fue dirigida por el Secretario General del CLAD Francisco Velázquez.
Pacheco inició su intervención comentando los resultados del Índice de Percepción del Servicio Civil del BID en el 2004, en donde Brasil ocupaba el primer lugar. Dicho logro fue mediante un largo proceso de implementación de una administración burocrática, iniciada en 1930, pero que producto de la dictadura militar, tuvo que postergarse hasta 1988 con la llegada de una nueva constitución.
Luego, la conferencista comenzó a contextualizar la enorme desigualdad que sufre actualmente la nación, en donde el Estado, a su juicio, tiene la mayor parte de la responsabilidad para promover una ruptura de ese ciclo de desigualdad, responsabilidad que no puede delegarse en el sector privado ni en el tercer sector. En ese sentido, el Estado debe ser garante de una buena prestación de los servicios y la atención ciudadana (apegándose a una serie de reglas de funcionamiento), pero en ese punto señaló, existe una politización del debate sobre lo público, y allí radica uno de los problemas del Estado brasileño.
Sobre ese punto, se refirió a las criticas de algunos sectores que tildan al Estado como “hinchado” y con un deber de trabajar más de la mano con el sector privado. Sin embargo, Pacheco citó lo señalado por la OCDE en 2010 que indicaba que el Estado brasileño no es grande, pero demanda muchos recursos (13,7% del PIB). Adicionalmente indicó la presencia de salarios sumamente altos por parte del 70% de los funcionarios del Gobierno Federal hasta el municipal, quienes ocupan el primer decil de los salarios más altos del país.
En ese sentido se refirió al tema del “derecho adquirido” que impide alterar los beneficios que ya han sido otorgado a los funcionarios, lo que representa un gran desafío para reformar.
En cuanto a las desigualdades en el área educativa, la profesora indicó algunos estudios que apuntan a la diferencia salarial de los docentes de barrios ricos, con los de los barrios más vulnerables, que puede ser de hasta cuatro veces más en el caso de los primeros. Tal desigualdad es producto de las “reglas de carrera”, que permiten a algunos profesores con mayor antigüedad, alcanzar sumas más elevadas que otros.
Pacheco también criticó los montos sumamente elevados que reciben otros funcionarios como los jueces.
La conferencista señaló la importancia de contar con buenos lideres públicos, frente a las diversas áreas de la administración, que permita crear un mejoramiento de los servicios prestados a los ciudadanos. Para ello, es necesario mejorar los concursos públicos, y desligarse de los antiguos modelos de selección, relacionados al clientelismo u otras prácticas corruptas.
Culminó su presentación señalando la necesidad de reformar el anteriormente citado “derecho adquirido” para poder lograr cambios en el servicio público, por lo que pidió coraje para los políticos para poder avanzar en este punto en especial. Indicó que no es fácil, pero se debe superar esa tendencia, y no enfocarse en el pasado, sino ver hacia los lados y considerar lo que otros están haciendo, no para copiarlo sino para aprender y buscar mejorar.
Para conocer mayores detalles de la presentación, la misma está disponible en el canal de YouTube del CLAD.
Los Estados se sostienen por la confianza ciudadana, el monopolio de la violencia y el control social, ejercido por las normas que se aplican con la vigilancia de la justicia. Si nos fallan todas estas premisas, los regímenes se desploman en cuanto alguna fuerza cohesionada ejerce la presión suficiente. La corrupción obstaculiza el desarrollo económico y social y el funcionamiento eficaz de los Estados, porque dificulta o incluso impide las políticas públicas para todos los ciudadanos.
Los acontecimientos de Afganistán revelan, de forma descarnada, el fracaso de las políticas occidentales respecto a los regímenes orientales, tan lejanos con la cultura occidental y con los valores esenciales del sistema democrático. Las diferencias se extienden a la ideología, el sistema económico y las creencias religiosas. En un viaje que realicé a este país hace 11 años tuve ocasión de comprobar cómo incluso en las llamadas zonas seguras, la sensación era la de regresar a la Edad Media. La diferencia estribaba más en las armas que portaban los habitantes, todos hombres, que en los vestidos o casas que podían vislumbrarse entre medidas de seguridad extremas.
La distancia económica y social de estos países, de los que Afganistán no es más que una muestra, con los occidentales, incluso con los llamados de renta media tan presentes en Iberoamérica, es abismal, no tanto por su producto interno bruto como por su distribución de la riqueza.
Los más ricos conservan sobre la mayoría de la población una distancia inmensa, que ha disminuido escasamente en los últimos siglos y prácticamente nada desde la invasión por parte de las fuerzas occidentales. Hoy, este país está situado por su producto interno bruto en el número 115, pero el PIB per cápita en el número 185.
Socialmente la distancia no es menor, teniendo como elemento definidor el papel de la mujer, subordinado al de los hombres, que, aunque ha disminuido durante la ocupación occidental, como lo fue durante la ocupación soviética, continúa siendo de clara inferioridad. La imagen del burka es solo la manifestación plástica de una sumisión indeseada por parte de las mujeres que lamentablemente sufren la opresión y la exclusión social cotidianamente y en todos los aspectos de la vida. Ello supone la eliminación de 50% del talento necesario para avanzar en la senda del progreso. Lamentablemente parece que los avances pueden desaparecer completamente después del fracaso occidental.
La interpretación del islam por parte de los sunitas, mayoritarios frente a los chiitas en este territorio, más rigorista en su interpretación de la Sunna (hechos y dichos que se atribuyen a Mahoma) especialmente por la influencia wahabita, tiene como una de sus características esenciales la aplicación de la Sharía en términos exclusivos y la consideración de los no creyentes como adversarios o incluso enemigos. No parece casualidad que Osama bin Laden hiciera durante años de Afganistán su cuartel general.
Por cierto, este régimen rigorista, no tan especial respecto a otros donde se practican también costumbres que en Occidente calificamos de medievales, como Qatar o Arabia Saudí, ha mostrado sin embargo otras características cuyo conocimiento pueden explicar en parte el fracaso de la aventura occidental de los últimos veinte años.
La corrupción, denunciada por los organismos internacionales y por los analistas, incluso militares desde hace décadas, se ha extendido tras la desaparición del régimen talibán, ahora triunfante. Es tan fácil encontrar historias de corrupción como puestos de kebab. Todo parece estar a la venta: oficinas públicas, acceso a los servicios gubernamentales, incluso la libertad de una persona. (El País, enero 2009).
La proliferación de la corrupción durante el mandato occidental ha hecho señalar a algunos especialistas que alrededor de 90% de la ayuda occidental se perdía por los meandros de sobornos, pagos y donaciones espurios. La comparación con los ya existentes ha hecho añorar al régimen anterior. Para entender lo que vendrá ahora, habrá que acudir a los que nos puedan explicar cómo se han definido esta vez las lealtades entre individuos, clanes, tribus, fracturas interétnicas e influencias externas (entre otras del vecino Pakistán) (Pere Vilanova, 2021)
La intervención en Afganistán, cuyo régimen parece haber caído sin dispararse un solo tiro tras la ausencia del ejército occidental, indica también un aspecto de singular importancia que es la solidez de las instituciones. Si estas no son fuertes, tienen recursos y están servidas por profesionales competentes, se desmoronan con facilidad. Así sucedió en todas las revoluciones comenzando por la francesa de 1789. Así acaba de acontecer en Afganistán.
Una lección implacable de la historia es que una democracia no echa raíces en un país si antes no hay una administración fuerte (Víctor Lapuente,2021). Desde luego, no parece que la administración afgana estuviera formada por profesionales seleccionados por mérito y capacidad y con controles que atajaran los episodios de corrupción. Todos deseamos, tras la retirada occidental, lo mejor para el pueblo afgano, sumido en guerras desde hace siglos y con demasiada conexión con la amapola, pero las noticias y precedentes no son positivos.
Artículo disponible en El Nacional.
El pasado miércoles 25 de agosto de 2021, Roberto Arias de la Mora, Profesor Investigador del Colegio de Jalisco y coordinador académico de la Cátedra «Luis F. Aguilar Villanueva» disertó sobre diversos aspectos de la gestión pública en el ámbito metropolitano. La actividad fue dirigida por el Secretario General del CLAD, Francisco Velázquez, en el marco del Ciclo de Webinars 2021 de la Escuela del CLAD.
Arias de la Mora comenzó su intervención esbozando su experiencia en el ámbito de gobernanza y gestión metropolitana, lo cual fue precedido por una breve contextualización del debate normativo en México. En este sentido, se resaltaron tres fechas importantes. El 2009 representó una innovación en el marco de la entidad federativa del estado de Jalisco, impulsado por la adición de las instancias en las que se efectuará la coordinación metropolitana (Art. 81 de la Constitución Política del estado de Jalisco). Luego, en 2016, la discusión se centraba en La Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, siendo en ella donde se integró por primera vez el concepto jurídico de gobernanza metropolitana. Ahora, en el 2021, la discusión se centra en la coordinación de los municipios metropolitanos, en aras de resolver los denominados «problemas metropolitanos».
Asimismo, el Prof. Roberto Arias recalcó la importancia de conocer la diferencia conceptual entre «fenómeno metropolitano» y «problema metropolitano» de manera tal que, puedan abordarse de la forma más óptima posible. Siguiendo esta línea, «fenómeno metropolitano» hace referencia a ‘’una cuestión universal directamente relacionada con la tendencia a la urbanización creciente de los asentamientos humanos en el planeta, el fortalecimiento de los mercados regionales en una economía mundial abierta y en ese sentido, es un producto cultural característico de nuestra civilización’’. Luego, «problema metropolitano» alude al ‘’producto de la rigidez, insuficiencia y obsolescencia de las instituciones políticas tradicionales de gobierno local, para planificar, gestionar y gobernar con eficacia la convivencia social, el desarrollo económico y la sustentabilidad de las ciudades metropolitanas o conurbaciones cualquiera que sea su tamaño’’.
Posteriormente, el panelista se focalizó en la gobernanza metropolitana. Denotó que tendría que definir la intencionalidad de la sociedad metropolitana, y la causalidad que se consideran apropiadas para realizar los valores, y producir los objetivos de la sociedad metropolitana. Tiene que llevar a cabo acciones de coordinación de los numerosos actores que participan en la vida y desarrollo metropolitano, de acuerdo a lo dicho por el Prof. Luis F. Aguilar a quien citó a lo largo de su intervención. En Guadalajara, apuntó que están presentes diversos componentes que entorpecen la gobernanza metropolitana. Dentro de ellos, se debe mencionar los cortos períodos constitucionales de las autoridades municipales, la escasa incidencia política de la sociedad civil, la fragmentación orgánico-constitucional de las competencias, y el financiamiento metropolitano.
Desde su experiencia, el Prof. Arias ha podido recopilar algunas lecciones del Estado de Jalisco. Entre ellas resalta que la transterritorialidad (fenómeno metropolitano) no implica intergubernamentalidad (problema metropolitano). Es por esto que, en el contexto mexicano, valdría la pena transitar del «Municipio Libre» hacia un «Régimen Interior Metropolitano». Este concepto se encuentra en las constituciones de las entidades federativas que conforman la Entidad Federal Mexicana; no obstante, señaló que es poco explotado. Aunado a esto, indicó que la gobernanza (por Gobierno) no implica Nueva Gobernanza Pública (Cogobernanza). Ante esto, es fundamental que se recupere la capacidad directiva de la sociedad.
Finalizó su intervención haciendo mención a Metrospectiva, un sistema interactivo de seguimiento creado y desarrollado desde el Colegio de Jalisco y otras universidades de Guadalajara. El prototipo busca abonar y coadyuvar al Consejo Ciudadano Metropolitano en el seguimiento y la evaluación de materias metropolitanas, además de servir como instrumento para los ciudadanos, quienes funcionarán como visores, y cuyas consultas sobre distintas temáticas metropolitanas podrán ser atendidas a través de la inmediatez de sus teléfonos inteligentes.
La actividad concluyó con palabras de clausura del Secretario General de la Institución, Francisco Velázquez, quién agradeció al profesor y extendió la invitación a los miembros de la comunidad al «XXVI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública», el cual se llevará a cabo en Bogotá, Colombia, del 23 al 26 de noviembre de 2021.