Después de la pandemia, las instituciones deben cumplir los ODS: Artículo escrito por D. Francisco Velázquez



 

Los líderes mundiales nos señalan desde la cumbre del G-20 y la conferencia COP26, que hay que dejar atrás la pandemia, que ha superado ya los cinco millones de muertos en todo el mundo, y enfocarnos en la lucha contra el cambio climático y el cumplimiento de los ODS. Tenemos esperanza en que nos centremos de nuevo en los problemas de los países, tan excelentemente descritos en los Objetivos de desarrollo sostenible, de cuyo avance no podemos estar satisfechos, porque los dos últimos años han sido de parón, o incluso retroceso, en la lucha por alcanzar las metas previstas en la agenda 2030.

Es una de las secuelas más duras que nos ha traído la pandemia. Después de varios años en que muchos gobiernos se habían empeñado en formar organismos y desarrollar importantes políticas públicas generadoras de actividades, que intentaban mejorar la situación y en consecuencia cumplir las metas de los objetivos de desarrollo sostenible, la situación ahora es peor que hace dos años.

Similar reflexión podemos hacer respecto al cambio climático, sobre los que, tras pocos meses de reducción de emisiones, nos encontramos de nuevo con un panorama realmente negativo para los próximos años. Las promesas de los líderes mundiales, quizás llenas de buena voluntad, no alcanzan a las grandes masas de ciudadanos. Casi habíamos olvidado el Objetivo 13 de los ODS: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos»

La esperanza de que la pandemia nos deje es tan universal como su extensión. No imaginamos un mundo en el que tengamos para siempre que convivir con el covid-19. No faltan los agoreros que predicen la permanencia de la pandemia, pero parece que, si esta subsiste, estará más bien destinada a convertirse en otra infección vírica, de la que deberemos vacunarnos con frecuencia como ya se hace con otras enfermedades estacionales.

Sin embargo, la pandemia nos ha dejado también algunos otros aspectos de relevancia en el comportamiento habitual de las personas y de las organizaciones, que tienen influencia en la vida cotidiana de los ciudadanos. Aquí es donde conviene pensar con tranquilidad sobre qué aspectos van a quedarse y qué otros conviene desterrar al menos temporalmente, si deseamos una vida en sociedad más placentera que la obtenida en los últimos años y, si es posible, mejor que aquella que hemos considerado como normal. Entramos en la idea de democracia anticipatoria, esa que crea espacios de análisis y deliberación para estudiar escenarios de futuro, y que pone el foco en gobernar la incertidumbre para protegernos contra el miedo. (Cristina Monge, 2021)

En las administraciones públicas, buena parte de los servicios se han prestado tarde, mal o nunca. En la mayoría de los casos, el defecto estaba justificado, pero en otros podemos vislumbrar cierto legado positivo, que hace tener la esperanza de que la experiencia puede hacer avanzar la relación entre los ciudadanos y las administraciones. Es difícil aún calibrar el descenso de la confianza de los ciudadanos en los Estados, pero nos acercamos al acierto si afirmamos que la pandemia , en muchos países, ha supuesto un incremento de esta desconfianza.

Por ello, hay diversas propuestas que deberemos tener en cuenta y que deben ir hacia el fortalecimiento del Estado y la disposición de más recursos para las políticas publicas. El recuerdo, todavía presente, de hospitales saturados o de colas de enfermos en espera de algún tratamiento paliativo contra el virus, nacido en China a finales de 2019, nos empuja a proponer sustanciales incrementos de recursos financieros y humanos en las políticas de salud pública.

Entre las necesidades más acuciantes se encuentra un mejor aprovechamiento de la inteligencia artificial, más colaboración institucional y coordinación interterritorial, incremento de la profesionalización de los servidores públicos. En fin, recurrir también a los ODS: Reforzar la capacidad de todos los países, en particular los países en desarrollo, en materia de alerta temprana, reducción de riesgos y gestión de los riesgos para la salud nacional y mundial». (3.d)

Pero, además, procede hacer lo que en terminología hegeliana se denomina un salto cualitativo que debe anclarse en la construcción de una mayor disrupción, en la búsqueda por los servidores públicos y sus organizaciones, de proyectos que nos generen nuevos caminos de acercamiento a los ciudadanos. Pero también políticas públicas cuyos proyectos se terminen, más allá de las promesas electorales o los periodos presidenciales, para que esa promesa no esté “… condenada a apagarse prematuramente, como se apagan tantas cosas en Latinoamérica”. (Bolaño, 1999)

@SGeneralCLAD

Artículo disponible en El Nacional.

Noticias del 29 de octubre de 2021


Noticias del 28 de octubre de 2021


Noticias del 27 de octubre de 2021


Noticias del 26 de octubre de 2021


Lealtad, competencia e igualdad de género en la administración pública: Artículo escrito por D. Francisco Velázquez


En Sevilla (España) durante dos días, hemos tenido la oportunidad de participar en el III Congreso de Organización y Gestión de las Personas al Servicio de las Administraciones Públicas y de Dirección Públicaque organiza el Instituto Andaluz de Administración Pública y ha reunido decenas de expertos, debatiendo sobre aspectos relacionados con la dirección pública y los componentes éticos del trabajo directivo. A propósito del nombramiento de miles de cargos en los diversos países, tanto en el ámbito nacional como regional o local, para el desarrollo de las políticas públicas, se concluye la necesidad de formar adecuadamente a los directivos públicos, que deben añadir a su profesionalidad y dedicación, la inexcusable lealtad a la dirección política emanada de la decisión ciudadana mediante las urnas.

El nombramiento, después de elecciones, de los altos cargos connotados políticamente, miembros del partido o de proximidad ideológica intensa, en ejercicio legitimo del resultado electoral y en el marco de las normas fundamentales de cada Estado, suele venir aparejado con un sismo, que produce alteraciones de profundidad excesiva en las administraciones públicas. Con excesiva frecuencia, los cambios alcanzan a niveles medios o subordinados de la administración. En sectores de la dirección de los partidos políticos en el sistema democrático, resiste una percepción de distancia y oposición virtual entre el ámbito directamente político y el directivo.

Personalmente, fui protagonista de las palabras de agradecimiento de un alto cargo por las gestiones realizadas al comienzo de su mandato y al que hubo que explicar que la alta dirección pública profesional está para servir al poder político, en el marco de las leyes vigentes, aunque su color o matiz no sea de especial sintonía para el directivo público.

Esta situación, en los países más desarrollados, especialmente en Reino Unido desde principios del siglo XX y en los demás algunos años más tarde, no produce merma de la actuación política de los ganadores de los procesos electorales, sino un incremento de la eficacia en las políticas públicas al combinar la legitimidad democrática con el conocimiento experto.

Recientemente, numerosos autores recuerdan la necesidad de hacer cumplir en el consenso de Cornwall (Cornualles), que ojalá tenga la extensión y profundidad en su cumplimiento del Consenso de Washington, que después de la pandemia parece definitivamente enterrado. El de Washington minimizó el papel del Estado en la economía y presionó a favor de una agresiva agenda de libre mercado, desregulación, privatización y liberalización comercial; el Consenso de Cornwall invertiría esos mandatos. La revitalización del papel económico del Estado, nos permitiría dedicarnos a implementar metas sociales, crear solidaridad a escala internacional y reformar la gobernanza mundial en pos del bien común. (Mariana Mazzucato ,18/10/21)

Aunque la función de administrar en las administraciones públicas es similar en todas las organizaciones, al ser los temas de recursos humanos, planificación, presupuesto, comunicaciones y capacidad de negociación y relación los aspectos más relevantes, conviene estar específicamente formados y desarrollar estas materias para opciones diferentes en materia política.

En definitiva, se trata de ser competente como administrador, o administradora, como están demostrando las mujeres en todos los países latinoamericanos, tal como se ha señalado en el II Simposio de Igualdad de Género en los niveles directivos de las administraciones públicas celebrado en Lisboa organizado por el CLAD. La Declaración de Lisboa señala que a pesar de que las mujeres son más numerosas en las administraciones públicas, la mayoría de los cargos superiores siguen ocupados por hombres.

En numerosos países, en una tendencia desde comienzos del siglo, se acercan ya a 40% en los niveles directivos y superan este porcentaje en los niveles medios de las administraciones. En el ámbito directamente político, la aparición de ministras y secretarias de Estado en la mayoría de los países es una tendencia poderosa que deseamos que contribuya a la mejora de la prestación del servicio y al fortalecimiento de la dirección pública.

Esta combinación entre la competencia y la dirección política que pueden conformar la pareja de políticos y administradores no exime de errores a las administraciones públicas. Dice el refrán que “hasta el mejor escribano echa un borrón” y la historia nos lo demuestra. Unas veces será el cortoplacismo al que de forma inevitable parece abocado el político, otras la demanda de seguridad que siempre procura el administrador. De su buena relación seguramente se deriven éxitos que mejoren la prestación de los servicios a los ciudadanos y la eficacia de las políticas públicas.

@sgeneralClad

Artículo disponible en El Nacional.

Boletín Reforme N° 820


Noticias del 22 de octubre de 2021


Noticias del 21 de octubre de 2021


El CLAD realiza II Simposio de Igualdad de Género en los niveles Directivos de las Administraciones Públicas


El evento transmitido vía Streaming desde el Centro de Informação Urbana de Lisboa, Portugal, los días 19 y 20 de octubre de 2021, discutió los avances y retrocesos en materia de género en el sector público iberoamericano, considerando las repercusiones de la covid-19.


Como parte de la agenda internacional dictada por mandato del Consejo Directivo del CLAD, se llevó a cabo la segunda edición del Simposio de Igualdad de Género en los niveles Directivos de las Administraciones Públicas, con el fin de abordar el objetivo N° 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y evaluar los avances desarrollados en los países miembros de la institución.

El evento inició con palabras de bienvenida del Secretario General del CLAD Francisco Velázquez, quien hizo mención del incremento de la desigualdad producto de la pandemia, y en ese sentido, el CLAD busca desarrollar actividades para debatir temas sensibles para las administraciones públicas y plantear soluciones. Exhortó a que los documentos derivados de las reuniones del CLAD no queden solamente plasmadas en un papel, sino que puedan desarrollarse y ponerse en práctica las recomendaciones allí trazadas.

Seguidamente, la Ministra da Modernização do Estado e da Administração Pública de Portugal, Alexandra Leitão, ofreció palabras de bienvenida, y aprovechó la oportunidad para presentar una breve reseña histórica de los avances desarrollados en Portugal en materia de género y servicio público.

Para ello, señaló como un hecho importante el fin de la dictadura portuguesa en el año 1974 , lo que representó una apertura para el proceso emancipatorio de las mujeres. Anteriormente a ello, era prohibido el derecho al voto, la salida del país sin autorización del marido, así como ejercer cargos diplomáticos o de magistratura.

En todo el proceso emancipatorio, el Estado ha sido clave, como el ente que ha podido dar apertura al acceso universal a la educación, la libertad de acceso al empleo público, entre otras políticas.

En el contexto actual, Leitão señaló que herramientas como el teletrabajo han sido beneficiosas, por una parte, pero por otra, han incrementado la brecha de desigualdad en materia de género, por la dificultad de las mujeres para conciliar la vida laboral con la vida familiar.

Acto seguido, se presentó la conferencia inaugural a cargo de Sandra Ribeiro, Presidente da Comissão para a Cidadania e Igualdade de Género. En su presentación, señaló que la segregación profesional y la segregación educacional siguen presentes aún en los países con mejores puntuaciones en los rankings internacionales. Existen sectores netamente femeninos, y otros netamente masculinos, y romper con esa barrera ha sido aún muy difícil. Otro factor presente, es la desigualdad salarial, que afecta principalmente a las mujeres con relación a los hombres.

En materia de datos mundiales, señaló que el 45% de los cargos en la administración pública corresponden a mujeres, pero de ese porcentaje, solamente el 12% se corresponde a cargos de alta dirección, y un 30% a cargos de nivel intermedio, evidenciando que, a mayor responsabilidad en la administración pública, menor oportunidad hay para las mujeres.

Ribeiro también señaló que el teletrabajo hizo que los servidores públicos se resguardaran en sus hogares para mantener en funcionamiento a la administración pública, pero generó dificultades serias sobre todo para las mujeres.

Finalmente, en la sesión del día 19, intervino Isabel Martínez, Consultora Internacional en asuntos de género. En su presentación indicó la importancia que tienen las políticas públicas para mejorar la brecha en materia de género, a las que denominó como el principal motor de cambio.

Haciendo un paneo de la realidad latinoamericana, los países cuentan con avances importantes en materia de género, entre los que se destaca la adaptación de la legislación para el avance del derecho de la mujer, el proceso de transversalización del enfoque de género en las políticas públicas, así como los mecanismos de seguimiento.

Sin embargo, la pandemia ha exacerbado la desigualdad de género a nivel mundial, haciendo que los avances se hayan reducido en cuanto a su impacto. Martínez citó algunos datos alarmantes de la ONU, que indican que para que las mujeres alcancen igualdad salarial y de liderazgo con relación a los hombres, tendrían que pasar unos 135 años.

Otros datos dan cuenta de que solamente 14 países a nivel mundial han logrado el 50% de la igualdad de género de cargos directivos dentro de la administración, y solamente 22 países han tenido representación femenina en cargos presidenciales y en 119 nunca han tenido una mujer como presidente.

Declaración de Lisboa

Los días 19 y 20 los representantes de los países miembros presentes en el Simposio, discutieron aspectos relacionados a los avances y retrocesos en sus respectivos países, ante lo cual se plantearon propuestas de mejora que quedaron plasmadas en un informe de conclusiones, que fue denominado Declaración de Lisboa. Dicho informe aprobado por los países miembros propone dos grandes tópicos: 1) Igualdad en el acceso al empleo público y 2) Igualdad en el acceso a cargos de responsabilidad y desarrollo de carrera profesional, luego de lo cual se plantean una serie de recomendaciones, orientadas al desarrollo de estrategias de diseminación del enfoque de género en el seno de las administraciones públicas, así como la promoción por medio formación y capacitación de los funcionarios públicos.

Adicionalmente se insta a promover una estrategia para lograr conciliar la vida laboral y familiar de los hombres y mujeres, promoviendo la corresponsabilidad de las tareas del hogar, en el cual se deberán promover licencias de maternidad y paternidad para ello. También se deberán crear protocolos en la administración pública para prevenir la violencia y asedio por asuntos de género.

El documento completo podrá ser visto aquí, así como en las páginas Web de los entes gubernamentales de los países miembros asistentes al evento.

Representantes por país

Andorra

Mireia V. Porras García. Jefa del Área de Políticas de Igualdad del Ministerio de Asuntos Sociales, Juventud e Igualdad.

Imma Oranias Estudis. Jefa del Área de Formación, Desarrollo y Seguridad y Salud en el Trabajo del Ministerio de Administraciones Públicas y Participación Ciudadana.

Angola

Vânio Gaspar Americano. Secretario de Estado de la Administración Pública.

Argentina

Raquel Soto. Asesora de la Secretaría de Gestión y Empleo Público de la Jefatura de Gabinete de Ministros.

Chile

Sonia Ortiz. Jefa del Área de Planificación y Gestión de Procesos de la Dirección Nacional del Servicio Civil.

Colombia

Nerio Alvis Barranco. Director del Departamento Administrativo de la Función Pública.

Diana Rozo. Funcionaria de la Dirección de Empleo Público del Departamento Administrativo de la Función Pública.

Ecuador

Patricio Lloret. Subsecretario de la Administración Pública.

España

Nieves Rodríguez Varela. Jefa de Área en la Subdirección General de Relaciones Laborales.

Guatemala

María Consuelo Ramírez Scaglia. Presidenta de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Administración Pública.

Panamá

Iván Aguilar. Ministerio de Economía y Finanzas.

Paraguay

Leticia Nathalie Delorme Delmás. Directora General de Asesoramiento Técnico a Organismos y Entidades del Estado de la Secretaría de la Función Pública.

Portugal

Elda Morais. Subdiretora-geral da Administração e do Emprego Público.

Luísa Neto. Presidente da Comissão Instaladora do Instituto Nacional de Administração Pública.

República Dominicana

Amada Manzueta. Viceministra de Cultura e Igualdad del Ministerio de la Mujer.

Carolina Alvarado. Directora de Coordinación Intersectorial del Ministerio de la Mujer.

Noticias del 20 de octubre de 2021


Noticias del 19 de octubre de 2021